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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 20:2

La Palabra (versión española)

Apresó al dragón, la antigua serpiente —es decir, el Diablo o Satanás—, y lo encadenó por mil años.

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31 Referencias Cruzadas  

La serpiente, el más astuto de todos los animales del campo que Dios, el Señor, había hecho, entabló conversación con la mujer diciendo: —¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?

Pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.

El Señor preguntó a Satán: —¿De dónde vienes? Satán respondió al Señor: —Vengo de dar vueltas por la tierra; de andar por ella.

Serán reunidos, amontonados, encadenados en una mazmorra, encerrados en un calabozo, juzgados con el paso del tiempo.

Aquel día el Señor castigará con su espadón, sólido y fuerte, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al Dragón del mar.

Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no pude atravesar, pues el agua había crecido y solo a nado se podía atravesar: era un torrente que no se podía vadear.

Y todos los que hayan dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por causa de mí, recibirán el ciento por uno de beneficio y la herencia de la vida eterna.

Se pusieron a gritar: —¡Déjanos en paz, Hijo de Dios! ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

Hay quienes son como la semilla que cayó al borde del camino: escuchan el mensaje, pero luego llega Satanás y se lleva lo que ya estaba sembrado en ellos.

gritando con todas sus fuerzas: —¡Déjame en paz, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! ¡Por Dios te ruego que no me atormentes!

Es ahora cuando este mundo va a ser condenado; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser vencido.

y la condena está en que el que tiraniza a este mundo ya ha sido condenado.

El Dios de la paz pondrá muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo os acompañe.

Y lo mismo que los hijos comparten una misma carne y sangre, también Jesús las compartió para poder así, con su muerte, reducir a la impotencia al que tiene poder para matar, es decir, al diablo,

No os dejéis seducir ni sorprender. Vuestro enemigo el diablo ronda como león rugiente buscando a quién devorar.

Dios, en efecto, no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó a las cavernas tenebrosas del abismo, donde los mantiene encarcelados para el juicio.

Y a los ángeles que no supieron conservar su condición privilegiada y abandonaron la que era su mansión, los mantiene eternamente encadenados a las tinieblas en espera del gran día del juicio.

Al verse arrojado a la tierra, el dragón se lanzó a perseguir a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

La serpiente lanzó entonces de su boca agua como si fuera un torrente con el fin de anegar a la mujer.

Despechado por su fracaso con la mujer, el dragón se fue a hacer la guerra contra el resto de los hijos de la mujer, es decir, contra los que cumplen los mandamientos de Dios y se mantienen como testigos fieles de Jesús.

Entonces otra figura prodigiosa apareció en el cielo: un enorme dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada una de sus siete cabezas.

Con su cola arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso al acecho frente a la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a devorar al hijo en cuanto naciera.

Así que aquel enorme dragón, es decir, la antigua serpiente, la que tiene por nombre Diablo y Satanás, la que continuamente está seduciendo al mundo entero, fue precipitado a la tierra junto con sus ángeles.

Era una bestia parecida a un leopardo, si bien sus patas eran como de oso y sus fauces como de león. El dragón le dio su fuerza, su imperio y su inmenso poderío.

Adoraron al dragón, por cuanto había traspasado su poder a la bestia, y adoraron también a la bestia, exclamando: —¡No hay nadie como la bestia! ¿Quién se atreverá a pelear contra ella?

Y el diablo, el que los había seducido, fue arrojado al lago de fuego y azufre donde, en compañía de la bestia y del falso profeta, sufrirá tormento por siempre, día y noche sin cesar.

Pero llegarán a su fin los mil años. Entonces Satanás será desencadenado

Su rey es el ángel del abismo, llamado en hebreo Abadón, y en griego Apolión.




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