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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 19:1

La Palabra (versión española)

Después de esto, oí algo como la voz sonora de una gran muchedumbre que cantaba en el cielo: —¡Aleluya! Nuestro Dios es un Dios salvador, fuerte y glorioso,

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23 Referencias Cruzadas  

Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el honor y la majestad, porque todo cuanto hay en cielo y tierra te pertenece, y ejerces el reinado y el dominio sobre todo.

Que sean los pecadores extirpados de la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!

¡Aleluya! Alabad al Señor por su bondad, porque es eterno su amor.

¡Aleluya! Alabaré al Señor de todo corazón, en la reunión de los justos y en la asamblea.

pero nosotros bendecimos al Señor desde ahora y para siempre. ¡Aleluya!

¡Aleluya! ¡Alma mía, alaba al Señor!

¡Aleluya! Alabad al Señor desde los cielos, alabad al Señor en las alturas.

¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo, alabadlo en la asamblea de los fieles.

¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario, alabadlo en su majestuoso cielo;

La salvación viene del Señor, ¡que tu bendición descienda sobre tu pueblo! [Pausa]

Solo una cosa ha dicho Dios, dos cosas yo he oído: que de Dios es el poder

Cielo, tierra y cuanto hay en ellos prorrumpirán en gritos de alegría cuando sepan lo que le espera a Babilonia, pues los devastadores llegan del norte contra ella —oráculo del Señor.

Los que adoran a ídolos vanos, es que han olvidado tu amor.

No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban: —A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.

Y oí en el cielo una voz poderosa que decía: —Ya está aquí la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios; ya está aquí la soberanía de su Cristo. Ha sido reducido a la impotencia el que día y noche acusaba a nuestros hermanos delante de nuestro Dios.

Oí luego algo parecido a la voz de una muchedumbre inmensa, al rumor de aguas caudalosas, al retumbar de truenos fragorosos. Proclamaban: —¡Aleluya! El Señor Dios nuestro, dueño de todo, ha establecido su reinado.




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