Allí lloraréis y os rechinarán los dientes cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras vosotros sois arrojados afuera.
Mientras tanto, se desbordará el júbilo y la alegría de los habitantes de la tierra por su muerte. Hasta se harán regalos unos a otros, ya que aquellos dos profetas les habían amargado la existencia.
Pero no midas el patio exterior; déjalo aparte, porque ha sido entregado como botín a las naciones, que hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
Sus cadáveres estarán expuestos al público en la plaza de la gran ciudad a la que se da el nombre simbólico de Sodoma y Egipto, y en la que fue también crucificado su Señor.
Y es que Dios va a servirse de ellos para ejecutar sus planes, haciendo que se pongan de acuerdo para entregar su reino en manos de la bestia hasta que se cumplan los designios de Dios.
¡Esta es una buena piedra de toque para quien presuma de sabio! Las siete cabezas son siete colinas sobre las que está sentada la mujer. Son también siete reyes,
y proclamó con fuerte voz: —¡Por fin cayó Babilonia, la poderosa! Hoy es mansión de demonios, guarida de espíritus impuros y de toda clase de aves inmundas y asquerosas.
Un ángel poderoso levantó entonces un gran peñasco, como una gigantesca rueda de molino, y lo arrojó al mar, exclamando: —Así, violentamente, será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más se sabrá de ella.
La luz de la lámpara no alumbrará más en ti, ni volverán a oírse en tus calles los cantos del novio y de la novia. Y es que tus traficantes llegaron a ser los grandes de la tierra y con tus sortilegios engañaste a todas las naciones.
El cuarto ángel tocó la trompeta, y la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas quedó como herida de muerte, la tercera parte de ellos se oscureció y las tinieblas invadieron la tercera parte del día y de la noche.
Abrió lo profundo del abismo, y de sus profundidades, como de un horno gigantesco, salió una densa humareda. El sol y el aire se oscurecieron a causa del humo del abismo,