El rey actuará a su capricho. Se engrandecerá y se exaltará a sí mismo por encima de todos los dioses y dirá cosas inauditas contra el Dios de los dioses. Y tendrá éxito hasta que se haya colmado el tiempo de la cólera, pues lo que ha sido decidido tiene que cumplirse.
Yo seguía mirando, asustado por las palabras insolentes que profería el cuerno. Entonces vi que mataban a la bestia, troceaban su cuerpo y lo arrojaban al fuego.
Quise también conocer el significado de los diez cuernos de la cabeza de la bestia, así como el del cuerno que le salió a continuación y que desplazó a otros tres, que tenía ojos humanos y una boca que hablaba con insolencia, y que parecía más grande que los otros.
Blasfemará contra el Altísimo, perseguirá a los santos del Altísimo y tratará de cambiar las fiestas y la ley. Los santos le estarán sometidos durante un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.
Estaba yo mirándolos, cuando de pronto vi que, entre los diez cuernos, aparecía otro más pequeño. Para hacerle sitio, tuvieron que arrancar tres de los anteriores. Aquel nuevo cuerno tenía ojos humanos y una boca que hablaba con insolencia.
¡Que nadie os desoriente en modo alguno! Es preciso que primero se produzca la gran rebelión contra Dios y que se dé a conocer el hombre lleno de impiedad, el destinado a la perdición,
el enemigo que se alza orgulloso contra todo lo que es divino o digno de adoración, hasta el punto de llegar a suplantar a Dios y hacerse pasar a sí mismo por Dios.
Pero la mujer recibió dos alas de águila real, para que pudiera volar al lugar que tenía destinado en el desierto y ser allí alimentada, lejos de la serpiente, durante tres tiempos y medio.
También se permitió a la bestia pelear contra los mismos consagrados a Dios, hasta vencerlos; y le fue concedido poder sobre gentes de toda raza, pueblo, lengua y nación.