Apocalipsis 12:8

La Palabra (versión española)

pero no vencieron, y fueron arrojados del cielo para siempre.

Referencias Cruzadas

Job 20:9

El ojo que lo vio ya no lo ve, su morada ya no lo contempla.

Job 7:10

ya no regresará a su casa, ni su morada lo reconocerá.

Job 8:18

Pero si es arrancada de su sitio, este la niega: «Nunca te he visto».

Salmos 129:2

desde mi juventud fueron muchos mis rivales, mas no han podido conmigo.

Salmos 13:4

para que no pueda decir mi enemigo: «lo dominé», ni se regocijen mis adversarios si tropiezo.

Salmos 37:10

Dentro de poco no habrá ni un malvado, mirarás dónde estaba y no habrá nadie.

Jeremías 1:19

Te atacarán, pero no te vencerán, pues estoy contigo para ayudarte —oráculo del Señor.

Jeremías 5:22

¿Es que no me respetáis? —oráculo del Señor— ¿No tembláis en mi presencia? Yo mismo puse arena como límite al mar, una linde perpetua que no traspasará; hierven las aguas, pero son impotentes, mugen las olas, pero no lo traspasan.

Mateo 16:18

Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia, y el poder del abismo no la vencerá.

Hechos 1:25

para que ocupe, en este ministerio apostólico, el puesto del que renegó Judas para irse al lugar que le correspondía».

Judas 1:6

Y a los ángeles que no supieron conservar su condición privilegiada y abandonaron la que era su mansión, los mantiene eternamente encadenados a las tinieblas en espera del gran día del juicio.

Apocalipsis 12:11

Han sido ellos quienes lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por medio del mensaje con que testificaron, sin que su amor a la vida les hiciera rehuir la muerte.

Apocalipsis 12:7

En el cielo se libró un combate: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón. Lucharon encarnizadamente el dragón y sus ángeles,

Apocalipsis 12:9

Así que aquel enorme dragón, es decir, la antigua serpiente, la que tiene por nombre Diablo y Satanás, la que continuamente está seduciendo al mundo entero, fue precipitado a la tierra junto con sus ángeles.

Apocalipsis 20:11

Vi luego un trono majestuoso y resplandeciente; vi al que estaba sentado en él ante cuya presencia desaparecieron el cielo y la tierra sin dejar rastro tras de sí;