Apocalipsis 10:3

La Palabra (versión española)

y dejó oír su voz, poderosa como rugido de león. A su grito respondió el retumbar de siete truenos

Referencias Cruzadas

Salmos 29:3

La voz del Señor domina las aguas, el Dios de la gloria ha tronado, el Señor domina las aguas caudalosas.

Proverbios 19:12

La cólera del rey es rugido de león, su favor es rocío sobre la hierba.

Isaías 31:4

Así me dijo el Señor: Lo mismo que ruge el león, junto con su cachorro, por la presa, y no les asustan los gritos ni los acobarda el clamor de los pastores unidos contra ellos, así bajará el Señor del universo a combatir sobre la cumbre del monte Sion.

Isaías 42:13

El Señor sale como un guerrero, excita su ardor como un soldado; lanza el grito, el alarido de guerra, se muestra valiente ante sus enemigos.

Isaías 5:29

Su rugido es de león, ruge como los leoncillos, brama y atrapa la presa, la retiene sin remedio.

Jeremías 25:30

Tú profetízales lo siguiente. Les dirás: El Señor ruge desde lo alto, clama desde su santa morada; ruge sin parar contra su pastizal, grita como los pisadores de uva contra todos los habitantes del país.

Ezequiel 10:5

El ruido del batir de alas de los querubines se oía en el atrio exterior; parecía el ruido de la voz del Todopoderoso.

Oseas 11:10

Ellos seguirán al Señor que rugirá como un león; rugirá y sus hijos vendrán temblando desde Occidente.

Amós 1:2

Decía: Ruge el Señor desde Sion, desde Jerusalén levanta su voz; las praderas de los pastores se agostan, está reseca la cumbre del Carmelo.

Amós 3:8

Si ruge el león, ¿quién no temblará? Si el Señor Dios lo manda, ¿quién no hablará en su nombre?

Apocalipsis 14:2

Y escuché un sonido como de aguas caudalosas y de truenos fragorosos que venía del cielo; era, sin embargo, el sonido de arpistas tañendo sus cítaras.

Apocalipsis 15:1

Vi luego en el cielo otra señal formidable y maravillosa: siete ángeles llevaban las siete últimas calamidades con las que había de consumarse la ira de Dios.

Apocalipsis 15:7

Vi cómo uno de los cuatro seres vivientes entregaba a los siete ángeles siete copas de oro llenas a rebosar del furor del Dios que vive para siempre.

Apocalipsis 4:5

Relámpagos y truenos fragorosos salían del trono ante el que ardían siete lámparas, que eran los siete espíritus de Dios;

Apocalipsis 8:5

Entonces, el ángel tomó el incensario, lo llenó con las brasas del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y retumbaron los truenos, los relámpagos cruzaron el cielo y se produjo un terremoto.