Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado: trae el señorío encima de sus hombros, y tiene como nombre: Consejero Admirable, Héroe Divino, Padre Eterno, Príncipe Pacífico.
Los gritos de auxilio de Jesbón llegan a Jahás y a Elalé; las voces de la gente de Soar llegan a Joronáin y Eglat Salisá, pues incluso las aguas de Nimrín se van a convertir en sequedales.
A la sombra de Jesbón se paran faltos de fuerza los fugitivos: pues un fuego ha salido de Jesbón, llamas de la ciudad de Sijón, que consumen las sienes de Moab y el cogote de la gente de Saón.