La soberbia de tu corazón te ha engañado; tú, que habitas en lugares rocosos, asentada sobre las alturas, dices en tu corazón: «¿Quién me derribará por tierra?».
Aquí estoy contra ti, ciudad asentada en el valle, roca que domina la llanura —oráculo del Señor. Decís: «¿Quién vendrá contra nosotros? ¿Quién entrará en nuestros escondrijos?».
Fracasaron tus acciones que infundían terror, la arrogancia que llenaba tu corazón: habitas en los huecos de la roca, pertrechado en lo más alto de las cumbres; pero aunque anides arriba como el águila, haré que desciendas de allí —oráculo del Señor.
A fuerza de tanto comerciar te llenaste de violencia y pecado. Te desterré del monte de los dioses, te eliminé, querubín protector, de en medio de los seres de fuego.
Puesto que Edom dice: «Hemos sido destrozados, pero reconstruiremos las ruinas», así responde el Señor del universo: Ellos edificarán y yo derribaré; y se dirá de ellos que son un país malvado y un pueblo contra el cual el Señor se ha airado perpetuamente.