Te he hecho la más pequeña entre las naciones, eres lo más despreciable.
El Señor del universo lo decidió, decretó mancillar la arrogancia, humillando a todo señorío, a todos los señores del país.
Te haré insignificante entre las naciones, serás despreciado por la gente.
Será el más modesto de los reinos y no volverá a elevarse por encima de las naciones; haré que sea minúsculo para que no se imponga a las naciones.
Lo contemplará mi enemiga, la que decía: «¿Dónde está tu Dios?», y quedará cubierta de vergüenza. Y yo me alegraré al verla pisoteada como si fuera barro de las calles.
Edom será conquistada y Seír, su enemigo, caerá en su poder, mientras Israel sale triunfante.