contestó al rey: —Tu servidor hará todo lo que el rey le ha mandado. Mefibóset comía a la mesa del rey, como uno de sus hijos.
Sus servidores le respondieron: —Majestad, tus siervos harán lo que tú decidas.
Simeí, el hijo de Guerá, benjaminita de Bajurín, se apresuró a bajar con los hombres de Judá al encuentro del rey David.
Luego dijo a Simeí: —No vas a morir. Y el rey se lo juró.
Cuando llegó de Jerusalén al encuentro del rey, este le preguntó: —Mefibóset, ¿por qué no viniste conmigo?
Tú, tus hijos y tus siervos le cultivaréis las tierras y le entregarás las cosechas para el mantenimiento de la familia de tu amo. Pero Mefibóset, el hijo de tu amo, comerá siempre a mi mesa. Sibá, que tenía quince hijos y veinte esclavos,
Tenía un hijo pequeño, llamado Micá. Todos los moradores de la casa de Sibá estaban al servicio de Mefibóset.
Pero él vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey y, además, estaba cojo de ambos pies.