David se disgustó porque el Señor había mandado a Uzá a la fosa y llamó a aquel lugar Peres Uzá, nombre que perdura hasta el día de hoy.
Pero el Señor se enfureció con Uzá, lo fulminó allí mismo por su atrevimiento y murió junto al Arca de Dios.
David sintió miedo del Señor aquel día y se dijo: —¿Cómo va a venir conmigo el Arca del Señor?
pues por no estar vosotros la vez anterior, el Señor nuestro Dios nos castigó, porque no cumplimos con la norma.
Entonces le invadió a Jonás un profundo malestar, se enojó
A lo que Dios replicó: —¿Piensas que haces bien en enojarte por lo sucedido con el ricino? —¡Claro que hago bien en enojarme hasta desear la muerte! —respondió Jonás.