Se encontraba en Guilgal un indeseable llamado Sebá, hijo de Bicrí, de la tribu de Benjamín. Hizo sonar el cuerno y gritó: —¡No tenemos nada que ver con David, ni repartimos herencia con el hijo de Jesé! ¡Israel, a tus tiendas!
Es como una zarza el mejor de ellos, y el más recto [peor] que mata de espinos. Tú vas a intervenir en el día de la cuenta que tus centinelas han anunciado; con ello llegará su desgracia.
Así que mira a ver qué puedes hacer, porque seguramente está decidida la ruina de nuestro amo y de toda su familia. Y él es un insolente con el que no se puede hablar.