No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.
y en todas las tribus de Israel la gente discutía, diciendo: —El rey nos ha salvado de todos nuestros enemigos y nos ha librado de los filisteos. Pero ha tenido que abandonar el país por culpa de Absalón.
Entonces el rey se levantó, se sentó en la puerta y avisaron a la tropa: —El rey está sentado en la puerta. Y toda la tropa se presentó ante el rey. Los israelitas habían huido a sus tiendas,