David contestó: —¡Esto no es asunto vuestro, hijos de Seruyá! ¡Dejad hoy de ponerme a prueba! Hoy no debe morir nadie en Israel, pues ahora estoy seguro de que soy el rey de Israel.
Pero el rey le contestó: —¡Esto no es asunto vuestro, hijos de Seruyá! Si me maldice porque Dios le ha ordenado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?
David le preguntó: —¿Puedes llevarme hasta esa banda? El muchacho respondió: —Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, te llevaré hasta esa banda.