David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al observatorio de la puerta, sobre la muralla, alzó la vista y vio venir a un hombre solo.
Luego el rey dio a Joab, a Abisay y a Itay el siguiente encargo: —Tratad con respeto al joven Absalón. Y toda la tropa escuchó las órdenes del rey a los capitanes a propósito de Absalón.
Los jefes filisteos desfilaban encabezando escuadrones de cien y de mil soldados, mientras David y sus hombres desfilaban en retaguardia junto a Aquís.