El rey le dijo: —Apártate y quédate ahí. Él se retiró y se quedó allí.
Y el rey le preguntó: —¿Está bien el joven Absalón? Ajimás respondió: —Vi un gran alboroto cuando tu servidor Joab me enviaba, pero no sé lo que era.
Entonces llegó el cusita y dijo: —¡Hay buenas noticias para mi señor, el rey! El Señor te ha librado hoy de todos los que se habían rebelado contra ti.