El centinela dijo: —Por su forma de correr, el primero me parece Ajimás, el hijo de Sadoc. Y David comentó: —Es buena gente, vendrá con buenas noticias.
Cuando llegaron a la ciudad, llamaron a los centinelas y les informaron: —Hemos entrado en el campamento sirio y allí no hay nadie, ni se oye a nadie; solo hay caballos y burros atados, y las tiendas tal como estaban.