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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 18:14

La Palabra (versión española)

Joab le contestó: —¡No quiero seguir perdiendo el tiempo contigo! Echó mano a tres flechas y las clavó en el corazón de Absalón, que todavía colgaba vivo de la encina.

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14 Referencias Cruzadas  

Pues bien, por haberme despreciado, tomando a la mujer de Urías, el hitita, para convertirla en tu esposa, la espada ya nunca abandonará tu casa.

Entonces ordenó a sus criados: —Mirad, Joab tiene una parcela de tierra junto a la mía que está sembrada de cebada. Id a prenderle fuego. Los criados de Absalón prendieron fuego a la parcela.

Luego diez muchachos, asistentes de Joab, rodearon a Absalón y lo remataron.

Luego el rey dio a Joab, a Abisay y a Itay el siguiente encargo: —Tratad con respeto al joven Absalón. Y toda la tropa escuchó las órdenes del rey a los capitanes a propósito de Absalón.

El rey se conmovió, subió a la habitación que había encima de la puerta y se puso a llorar diciendo mientras subía: —¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!

Y Absalón, al que habíamos ungido como jefe, ha muerto en la batalla. Entonces, ¿a qué esperáis para restablecer al rey?

el triunfo del malvado es pasajero, efímera la alegría del impío?

Yo vi a un malvado engreído, ufanándose como un cedro frondoso;

Tus flechas están afiladas, se te someten los pueblos, desfallecen los enemigos del rey:

Porque, así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en lo profundo de la tierra.

Cuando la gente ande diciendo: «Todo es paz y seguridad», entonces justamente sobrevendrá la destrucción, como los dolores de parto a la mujer encinta, y no podrán librarse.

Pero Jael, mujer de Jéber, cogió una clavija de la tienda, tomó el martillo en la mano, se le acercó silenciosamente y le hincó la clavija en la sien hasta clavarla en tierra. Y Sísara que, agotado de cansancio, estaba profundamente dormido, murió.

Tendió la izquierda a la clavija, la diestra al martillo carpintero. Hirió a Sísara, le partió la cabeza, lo golpeó y le atravesó la sien;

Perezcan así, Señor, todos tus enemigos, y sean tus amigos como el sol cuando sale con toda su fuerza. Y el país gozó de paz durante cuarenta años.




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