Cuando David llegaba a Majanáin, Absalón cruzó el Jordán con todos los israelitas que lo acompañaban.
Luego oró diciendo: —Dios de mi abuelo Abrahán y de mi padre Isaac, Señor que me dijiste: Regresa a tu tierra natal, donde están tus parientes, que yo te haré prosperar.
Jacob, por su parte, siguió su camino y unos ángeles de Dios salieron a su encuentro.
Pero Abner, hijo de Ner y jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbóset, hijo de Saúl, se lo llevó a Majanáin
desde Jesbón hasta Ramat Mispá y Betonín; desde Majanáin hasta el territorio de Lodebar.