El rey le preguntó: —¿Y dónde está el hijo de tu amo? Sibá le respondió: —Se ha quedado en Jerusalén, pensando que la casa de Israel le devolverá ahora el reino de su padre.
El rey dijo a Sibá: —Todo lo de Mefibóset ahora es tuyo. Y Sibá le dijo: —¡Me postro a tus pies! ¡Que pueda seguir contando con el favor de mi señor el rey!