Y Absalón le respondió: —Mira, te he mandado llamar para que vinieras y fueras a decirle al rey: «¿Para qué he vuelto de Guesur? ¡Era preferible seguir allí!». Ahora, quiero ver al rey y, si soy culpable, que me mate.
Habéis dicho: «Hemos hecho una alianza con la Muerte; nosotros hemos sellado un pacto con el reino de los muertos. Cuando cruce el azote, no nos alcanzará, pues tenemos por refugio la mentira, la falsedad es nuestro cobijo».
Os engañasteis a vosotros mismos cuando me enviasteis al Señor, vuestro Dios, pidiéndome que consultara por vosotros y diciendo que os comunicara lo que decía el Señor, para ponerlo en práctica.
Pero, si os parece duro rendir culto al Señor, elegid hoy a quién queréis rendir culto, si a los dioses a quienes adoraron vuestros antepasados en Mesopotamia o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi casa rendiremos culto al Señor.
y le hizo esta firme promesa: —Señor del universo, si prestas atención a la humillación de tu esclava, si me tienes en cuenta y no me olvidas, si me concedes un hijo varón, te prometo que te lo entregaré de por vida y que nunca se afeitará la cabeza.
Samuel replicó: —¿Cómo me las arreglo para ir? Si Saúl se entera me matará. Y Dios le respondió: —Llévate contigo una novilla y dices que vas a ofrecer un sacrificio al Señor.