Introdujeron el Arca del Señor y la colocaron en su sitio, dentro de la Tienda que David había preparado al efecto. Luego David ofreció al Señor holocaustos y sacrificios de comunión.
Moisés dijo al Señor: —Mira, tú mismo me has encomendado que guíe a este pueblo, pero no me has indicado a quién enviarás para ayudarme. Dices que me he ganado tu confianza y gozo de tu favor;
Tú profetízales lo siguiente. Les dirás: El Señor ruge desde lo alto, clama desde su santa morada; ruge sin parar contra su pastizal, grita como los pisadores de uva contra todos los habitantes del país.