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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 15:2

La Palabra (versión española)

Se ponía temprano junto al camino de la entrada de la ciudad y a todo el que llegaba con algún pleito a pedir justicia al rey, Absalón lo llamaba y le preguntaba: «¿De qué ciudad eres?». Cuando el interpelado le respondía: «este siervo tuyo es de tal tribu de Israel»,

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13 Referencias Cruzadas  

él y su padre Jamor fueron a la puerta de la ciudad y hablaron así a sus conciudadanos:

Así que, decídete y sal a animar a los soldados; pues te juro por Dios que si no sales ahora, no quedará nadie contigo esta noche; y esta será la peor de todas las desgracias que te hayan sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Ellos le dijeron: —Si te portas bien con esta gente, si los complaces y les respondes con buenas palabras, ellos te servirán de por vida.

El asesino madruga con el alba para matar a pobres y necesitados; por la noche se dedica a robar.

Viendo el suegro de Moisés todo lo que hacía este por el pueblo, le dijo: —¿Por qué te sientas tú solo a juzgar al pueblo mientras son multitud los que acuden a ti desde la mañana hasta la noche?

Vienen a mí con sus querellas, yo se las dirimo y también los instruyo en las leyes y mandamientos del Señor.

Ellos eran los jueces ordinarios del pueblo; acudían a Moisés en los asuntos graves, y el resto lo resolvían ellos.

Solo cuando hacen daño, duermen tranquilos los malvados; solo haciendo caer a alguien, logran conciliar el sueño;

Ocupará su lugar en el trono una persona despreciable, a quien nadie le ha concedido el honor de la realeza. Invadirá el reino cuando sus habitantes estén confiados y se hará con él mediante intrigas.

Al amanecer el nuevo día, los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron el acuerdo de matar a Jesús.

Si en tu ciudad se da un caso que para ti resulta demasiado difícil de juzgar, tal como homicidio, pleito, violencia u otro asunto grave, irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido

Boaz fue a sentarse a la puerta de la ciudad y cuando pasó el rescatador del que antes había hablado, lo llamó: —Oye, paisano, acércate y siéntate aquí. Él se acercó y se sentó.




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