El rey y toda la gente que lo acompañaba se detuvieron junto a la última casa de la ciudad.
El rey salió acompañado de toda su corte y dejó diez concubinas para guardar el palacio.
Todos sus servidores marchaban a su lado, mientras que los quereteos, los peleteos y los guititas, en total unos seiscientos hombres que lo siguieron desde Gat, marchaban delante de él.
permitiste que sobre nosotros cabalgaran, tuvimos que atravesar agua y fuego, pero tú nos llevaste a la abundancia.
He visto esclavos a caballo y príncipes que iban a pie, como esclavos.