Sus servidores le preguntaron: —¿Por qué actúas así? Mientras el niño estaba vivo, ayunabas y llorabas por él; y ahora que ha muerto, te levantas y te pones a comer.
Luego Amnón la odió profundamente y el odio que sintió hacia ella fue aún mayor que el amor con que la había amado. Entonces Amnón le ordenó: —Levántate y vete.