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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 13:28

La Palabra (versión española)

Absalón ordenó a sus criados: —Fijaos bien: cuando Amnón se ponga alegre con el vino y yo os ordene que lo ataquéis, lo matáis. No tengáis miedo, pues soy yo quien os lo ordeno. Tened ánimo y valor.

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30 Referencias Cruzadas  

Pero, al beber vino, se emborrachó y quedó tendido desnudo en medio de su tienda.

David lo invitó a comer y a beber con él, y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió a acostarse junto a los guardias de su señor y tampoco bajó a su casa.

La carta decía: «Poned a Urías en primera línea de combate, en lo más duro de la lucha, y dejadlo solo, para que lo hieran y muera».

Pues bien, por haberme despreciado, tomando a la mujer de Urías, el hitita, para convertirla en tu esposa, la espada ya nunca abandonará tu casa.

Pero Absalón insistió y el rey permitió que Amnón y todos los hijos del rey lo acompañaran.

Tu servidora tenía dos hijos: tuvieron una pelea en el campo y, sin nadie que los separara, uno golpeó al otro y lo mató.

Al mediodía hicieron una salida, mientras Benadad seguía emborrachándose en el campamento con los treinta y dos reyes aliados.

El séptimo día, alegre por el vino, el rey ordenó a Maumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás —los siete eunucos que servían personalmente al rey—,

y también el vino que alegra a los humanos, dando a su rostro más brillo que el aceite, junto con el alimento que los reconforta.

Entonces el rey de Egipto las mandó llamar y les preguntó: —¿Por qué habéis actuado así? ¿Por qué habéis dejado con vida a los niños?

Para divertirse se celebran banquetes, el vino alegra la vida y el dinero todo lo arregla.

Anda, come con alegría tu pan y bebe contento tu vino, porque Dios ya ha aprobado tus obras.

Aquella misma noche, Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado.

Embotados como están en su embriaguez, serán consumidos como hojarasca, como una maraña de espinos.

Estad atentos y no dejéis que os esclavicen el vicio, las borracheras o las preocupaciones de esta vida, con lo que el día aquel caería por sorpresa sobre vosotros.

Pedro y los otros apóstoles respondieron: —Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.

Te he mandado que seas fuerte y valiente. No tengas, pues, miedo ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

Mientras recobraban fuerzas, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y, golpeando la puerta, le dijeron al anciano, dueño de la casa: —Sácanos al hombre que ha entrado en tu casa, para que nos acostemos con él.

Se sentaron, y se pusieron los dos a comer y beber. Luego el padre de la joven le dijo al hombre: —Anda, pasa aquí también esta noche: te sentará bien.

Finalmente el marido con su concubina y su siervo tomaron la decisión de marchar, pero una vez más su suegro, el padre de la joven, le dijo: —Mira, la tarde está cayendo. Pasa aquí la noche, te sentará bien. Y mañana de madrugada os vais y regresáis a vuestra casa.

Boaz comió, bebió y se sintió a gusto. Después fue a acostarse junto al montón de grano. Entonces Rut llegó con sigilo, le destapó los pies y se acostó allí.

Luego ordenó a sus servidores: —Hablad confidencialmente con David y decidle: «Mira, el rey te aprecia y todos sus servidores te quieren. Así que acepta ser yerno del rey».

Pero Saúl, jurando por Dios, le dijo: —¡Te juro por el Señor que no serás castigada por esto!

El rey le dijo: —No tengas miedo. ¿Qué ves? La mujer le respondió: —Un espíritu que sale de la tierra.




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