llamó a su criado y le ordenó: —¡Échame a esta de aquí y ciérrale la puerta!
Ella le dijo: —No, que echarme ahora sería un daño mucho mayor que el que acabas de hacerme. Pero él no quiso escucharla,
El criado la sacó fuera y le cerró la puerta. Ella llevaba una túnica con mangas, tal y como vestían las princesas que eran vírgenes.