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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 12:7

La Palabra (versión española)

Entonces Natán dijo a David: —¡Ese hombre eres tú! Y esto te dice el Señor, Dios de Israel: «Yo te ungí como rey de Israel y te libré del poder de Saúl.

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22 Referencias Cruzadas  

La mujer dijo: —¿Por qué, entonces, proyectas hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Tus mismas palabras te acusan, majestad, por no dejar volver a tu desterrado.

David dirigió al Señor las palabras de este cántico el día que el Señor lo salvó de Saúl y de todos sus enemigos.

quien me libra de mis enemigos. Tú me encumbras sobre mis adversarios, me proteges de los violentos.

Ahora, pues, dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor del universo: Yo te saqué de los pastos y de cuidar rebaños para ser el jefe de mi pueblo, Israel;

Ve y di a Jeroboán: «Esto dice el Señor: Yo te saqué de en medio del pueblo y te convertí en jefe de mi pueblo Israel.

Elías le respondió: —No soy yo el azote de Israel, sino tú y tu familia que habéis abandonado los mandamientos del Señor para seguir a los baales.

Pero mientras tu servidor andaba ocupado en otras cosas, el prisionero desapareció. El rey de Israel le dijo: —¡Tú mismo acabas de pronunciar tu sentencia!

Entonces le dijo al rey: —Así dice el Señor: Por haber dejado en libertad al hombre que yo había condenado al exterminio, tú y tu pueblo pagaréis con la vida por la de él y la de su pueblo.

Te quiero, Señor, eres mi fuerza.

El profeta Jeremías transmitió todas estas palabras a Sedecías, rey de Judá, en Jerusalén.

Dejarás de estar entre las personas y vivirás en compañía de las bestias del campo. Te darán hierba, igual que a los toros; quedarás empapado por el rocío del cielo. Tendrán que transcurrir siete años hasta que reconozcas que el Altísimo tiene poder sobre los reinos humanos, y los da a quien le place.

Al desembarcar Jesús y ver toda aquella multitud, se compadeció de ellos y curó a los enfermos.

Samuel dijo a Saúl: —¡Has perdido el juicio! Si hubieras guardado el precepto que el Señor tu Dios te impuso, el Señor habría consolidado para siempre tu reinado sobre Israel.

Samuel dijo: —Aunque te consideras insignificante, eres el jefe de las tribus de Israel, pues el Señor te ha ungido como rey de Israel.

Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió ante sus hermanos. Y a partir de aquel día el espíritu del Señor acompañó a David. Luego Samuel emprendió el regreso a Ramá.

y la arrojó contra David pensando clavarlo en la pared. Pero David la esquivó por dos veces.

pues pensó: «Se la daré para que actúe como cebo y lo maten los filisteos». Así que Saúl dijo a David: —Por segunda vez hoy puedes ser mi yerno.

David se estableció en los refugios del desierto y vivió en los montes del desierto de Zif. Durante todo ese tiempo Saúl lo estuvo buscando, pero Dios lo libró de sus manos.

Informaron a Saúl de que David había ido a Queilá y dijo: —Dios lo ha puesto en mis manos, pues al meterse en una ciudad con puertas y cerrojos ha quedado encerrado.




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