Entonces los arqueros dispararon sobre nosotros desde lo alto de la muralla y algunos de los oficiales del rey murieron. También murió tu siervo Urías, el hitita.
El mensajero dijo al rey: —Sus hombres eran más fuertes que nosotros y nos atacaron en campo abierto, pero nosotros los rechazamos hasta la entrada de la ciudad.
Entonces David dijo al mensajero: —Dile a Joab que no se disguste por este asunto, pues unas veces caen unos y otras veces otros; y que redoble el ataque contra la ciudad hasta destruirla. Y tú dale ánimos.
David consultó con Ajimélec, el hitita, y con Abisay, hijo de Seruyá y hermano de Joab y les preguntó: —¿Quién está dispuesto a bajar conmigo al campamento de Saúl? Y Abisay respondió: —Yo bajaré contigo.