David lo invitó a comer y a beber con él, y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió a acostarse junto a los guardias de su señor y tampoco bajó a su casa.
Pero Urías no quiso bajar a su casa y durmió a la entrada del palacio real con los guardias de su señor.
Absalón dijo: —¿Y no podría venir con nosotros mi hermano Amnón? El rey le preguntó: —¿Por qué habría de ir contigo?
Y dijo a Aarón: —¿Se puede saber qué te hizo este pueblo para que le indujeras a cometer un acto tan aberrante?
Pendenciero es el vino y agresivo el alcohol, quien se pierde en ellos no llegará a sabio.
¿Quién se lamenta? ¿Quién se queja? ¿Quién riñe? ¿Quién llora? ¿Quién golpea sin motivo? ¿Quién tiene ojos turbios?
¡Ay del que hace beber a su prójimo y lo emborracha con bebida drogada, para luego contemplarlo desnudo!