Pero un profeta se presentó ante él y le dijo: —Majestad, no te apoyes en el ejército israelita pues el Señor no está con Israel ni con los efraimitas.
También vosotras, mujeres, sed respetuosas con vuestros maridos, para que vuestra conducta intachable y recatada, basada en hechos y no en palabras, conquiste incluso a los más reacios al mensaje de salvación.
ya que ninguna profecía ha tenido su origen en la sola voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, hubo quienes hablaron de parte de Dios.
para que rememoréis el mensaje anunciado en otro tiempo por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador que os transmitieron vuestros apóstoles.