y la comunidad de profetas que vivía allí salió a recibir a Eliseo y le dijo: —¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro? Él respondió: —¡Ya lo sé! ¡Callaos!
y cuando Jezabel quiso acabar con los profetas del Señor, recogió a cien de ellos, los escondió en cuevas en dos grupos de cincuenta y les proporcionó alimento y agua.
Cuando lo vieron los profetas de Jericó que estaban enfrente, exclamaron: —¡Eliseo lleva el espíritu de Elías! Entonces fueron a su encuentro y se inclinaron ante él.
y los profetas que vivían allí formando un grupo se acercaron a Eliseo y le dijeron: —¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro? Él respondió: —¡Ya lo sé! ¡Callaos!
Una mujer, casada con uno de la comunidad de profetas, fue a suplicar a Eliseo: —Mi marido, servidor tuyo, ha muerto; y tú sabes que era un hombre religioso. Ahora ha venido el acreedor a llevarse a mis dos hijos como esclavos.
Eliseo regresó a Guilgal y por entonces había mucha hambre en la región. Los profetas estaban sentados a su alrededor y él ordenó a su criado: —Pon al fuego la olla grande y prepara un guiso para los profetas.
Guejazí respondió: —Sí, todo va bien; pero mi amo me ha enviado a decirte que acaban de llegarle de la montaña de Efraín dos muchachos de la comunidad de profetas y que hagas el favor de darme para ellos un talento de plata y dos vestidos.
—Soy judío —afirmó Pablo—; nací en Tarso de Cilicia, pero me he educado en esta ciudad. Mi maestro fue Gamaliel, quien me instruyó con esmero en la ley de nuestros antepasados. Siempre he mostrado un celo ardiente por Dios, igual que vosotros hoy.
Luego llegarás a Guibeá de Dios donde está el destacamento filisteo y, al entrar en la ciudad, te tropezarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en trance profético, precedidos de arpas, tambores, flautas y cítaras.
y envió emisarios para capturarlo. Estos vieron a un grupo de profetas profetizando, dirigidos por Samuel. Entonces los invadió el espíritu de Dios y se pusieron también a profetizar.