Alguien contó a Rebeca lo que Esaú, su hijo mayor, estaba tramando; así que mandó llamar a Jacob, el hijo menor, y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú quiere matarte para vengarse de ti.
En lo que respecta a la aceptación del evangelio, los israelitas aparecen como enemigos de Dios para provecho vuestro; pero si se atiende a la elección, siguen siendo muy queridos de Dios a causa de sus antepasados,
para que pueda escapar con bien de los que en Judea se oponen a la fe y para que la ayuda que llevo a Jerusalén sea bien acogida por aquellos hermanos.
Aunque el Espíritu que recibisteis de Jesucristo permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os instruya. Porque precisamente ese Espíritu, fuente de verdad y no de mentira, es el que os instruye acerca de todas las cosas. Manteneos, pues, unidos a él según os enseñó.