Cuando bajaban por las afueras de la aldea, Samuel dijo a Saúl: —Di a tu criado que nos adelante. Y tú espera un momento, que tengo que comunicarte la palabra de Dios.
Entonces Isaías le dijo: —Escucha este mensaje del Señor:
Entonces Samuel tomó la aceitera, la derramó sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: —El Señor te unge como jefe de su pueblo.
Samuel repuso: —Calla, que te voy a comunicar lo que el Señor me ha dicho esta noche. Saúl respondió: —Habla.
y se acostó. Al amanecer, Samuel llamó a Saúl, diciéndole: —Levántate, que voy a despedirte. Saúl se levantó y los dos salieron a la calle.