José les mandaba desde su mesa las porciones, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de los otros. Y así bebieron con él hasta embriagarse.
El cocinero sacó una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Samuel le dijo: —Ahí tienes lo que estaba reservado: sírvete y come, pues se te había guardado para este momento cuando invité a la gente. Y Saúl comió aquel día con Samuel.