Samuel le respondió: —Yo soy el vidente. Sube delante de mí al santuario, que hoy comeréis conmigo y mañana por la mañana te dejaré marchar y te revelaré todo cuanto te preocupa.
dejando al descubierto sus más íntimos secretos. Caerá entonces de rodillas y adorará a Dios, proclamando que Dios se encuentra verdaderamente entre vosotros.
En cuanto a las asnas que se te perdieron hace tres días, deja de pensar en ellas, porque ya han aparecido. Ahora el principal interés de Israel sois tú y la familia de tu padre.