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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 8:3

La Palabra (versión española)

Sin embargo sus hijos no siguieron sus pasos, pues buscaban su provecho, aceptaban sobornos y pervertían la justicia.

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18 Referencias Cruzadas  

Y añadía: —Si me nombraran juez de este país, todo el que tuviese algún pleito podría llegar hasta mí y yo le haría justicia.

el que no presta su dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente. El que así se comporta, jamás sucumbirá.

que el mal está en sus manos y el soborno colma su diestra.

Pero tienes que escoger entre el pueblo a hombres capacitados, temerosos de Dios, hombres en quienes puedas confiar, insobornables, y nombrarlos responsables de grupos de mil, de cien, de cincuenta y diez personas.

No conculques el derecho de tu compatriota indigente cuando esté involucrado en un juicio.

No te dejes sobornar con regalos, porque el regalo ciega incluso al honesto y corrompe las causas de los justos.

¿Y quién sabe si será sabio o necio? Pero él se apropiará de todo el trabajo que yo hice con fatiga y sabiduría. ¡También esto es ilusión!

tus jefes, revoltosos compadres de ladrones, amantes de sobornos, en busca de regalos. No hacen justicia al huérfano, rehúyen la defensa de la viuda.

El que se conduzca y hable con justicia, el que rehúse aprovecharse de la opresión; el que sacuda su mano rechazando el soborno, el que tape su oído a propuestas criminales, el que cierre sus ojos al mal.

Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes predican a sueldo y sus profetas vaticinan por dinero. Pero aún se apoyan en el Señor y dicen: «¿Acaso no está el Señor con nosotros? ¡No nos alcanzará la desgracia!».

No quebrantarás el derecho ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente.

No ha de ser borracho ni pendenciero, sino ecuánime, pacífico y desinteresado.

La avaricia, en efecto, es la raíz de todos los males y, arrastrados por ella, algunos han perdido la fe y ahora son presa de múltiples remordimientos.

Pues bien, ahí tenéis al rey que ha de guiaros. Por lo que a mí respecta, ya estoy viejo y canoso, y mis hijos están entre vosotros. Os he dirigido desde mi juventud hasta el día de hoy.

Yo designaré un sacerdote fiel que actúe conforme a mi criterio y mi voluntad. Le proporcionaré una familia estable y vivirá siempre al servicio de mi ungido.




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