1 Samuel 8:20

La Palabra (versión española)

Así también nosotros seremos como todos los pueblos: nuestro rey nos gobernará y nos conducirá a luchar en las guerras.

Referencias Cruzadas

Salmos 106:35

Se mezclaron con los paganos, aprendieron sus costumbres

Éxodo 33:16

porque ¿cómo voy a estar seguro de que tu pueblo y yo gozamos de tu favor, si tú no nos acompañas? Precisamente en esto nos diferenciamos tu pueblo y yo del resto de los pueblos que habitan la tierra. Respondió el Señor:

Números 23:9

Los veo desde la cumbre de los montes, los contemplo desde las colinas: es un pueblo que habita separado y no se considera como una nación más.

Juan 15:19

Si pertenecierais al mundo, el mundo os amaría como cosa propia. Pero como no pertenecéis al mundo, sino que yo os elegí y os saqué de él, por eso el mundo os odia.

Romanos 12:12

Vivid alegres por la esperanza, animosos en la tribulación y constantes en la oración.

2 Corintios 6:17

Por tanto: Salid de entre esas gentes y apartaos de ellas —dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os acogeré.

Deuteronomio 7:6

Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios, y a ti te ha elegido el Señor tu Dios, entre todos los pueblos de la tierra, para que seas el pueblo de su propiedad.

Filipenses 3:20

Nosotros, en cambio, somos ciudadanos de los cielos y esperamos impacientes que de allí nos venga el salvador: Jesucristo, el Señor.

1 Pedro 2:9

Pero vosotros sois raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.

1 Samuel 12:12

Ahora, cuando habéis visto que Najás, el rey de los amonitas, os amenazaba, me habéis pedido un rey que os gobernara, aunque el Señor vuestro Dios era vuestro rey.

1 Samuel 12:2

Pues bien, ahí tenéis al rey que ha de guiaros. Por lo que a mí respecta, ya estoy viejo y canoso, y mis hijos están entre vosotros. Os he dirigido desde mi juventud hasta el día de hoy.

1 Samuel 8:5

y le dijeron: —Mira, tú ya eres viejo y tus hijos no siguen tus pasos. Por tanto, nómbranos un rey que nos gobierne, como en todas las naciones.