Saúl se disfrazó cambiando de ropa y partió con dos hombres. Llegó de noche adonde vivía la mujer y le dijo: —Prepara tus hechizos y evócame a quien yo te diga.
El rey de Israel dijo a Josafat: —Yo voy a disfrazarme para entrar en combate y tú te vistes con mis ropas. Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado.
Entonces un soldado lanzó una flecha al azar que hirió al rey de Israel, entrando por las juntas de la coraza. Inmediatamente el rey ordenó al conductor de su carro: —Da la vuelta y sácame del campo de batalla, que estoy herido.
El rey de Israel dijo a Josafat: —Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, pero tú conserva tus vestiduras reales. Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado.
Pero Josías no se retiró, pues estaba decidido a enfrentarse con él, y desoyendo las palabras de Necó, inspiradas por Dios, le presentó batalla en el valle de Meguido.
Ya veréis como os dicen: «Consultad a los espíritus, a los adivinos que susurran y musitan. ¿No tiene un pueblo que evocar a los muertos en favor de los vivos,
Te echarás el equipo al hombro, a la vista de todos, y saldrás cuando haya anochecido, con la cara cubierta para no ver la tierra, pues te he convertido en un símbolo para Israel.
La causa de esta condenación está en que, habiendo venido la luz al mundo, los seres humanos prefirieron las tinieblas a la luz, pues su conducta era mala.