Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas burras y muchísimos siervos. Era el más rico de los hombres de Oriente.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio. Se hizo con catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
y tu mano, Señor, de los mortales! Su heredad está en esta vida; llena, pues, su vientre con tus bienes y que sacien a sus hijos y a sus pequeños dejen las sobras.
Por la mañana madrugó para ir al encuentro de Saúl, pero le informaron que Saúl había ido a Carmel para levantar un monumento, y que luego, dando un rodeo, había bajado a Guilgal.
Ellos se pusieron en camino hacia Zif por delante de Saúl. Mientras tanto, David y sus hombres estaban en el desierto de Maón, en la llanura al sur del desierto.