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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 23:4

La Palabra (versión española)

David volvió a consultar al Señor, y el Señor le respondió: —Marcha hacia Queilá, porque voy a poner a los filisteos en tus manos.

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14 Referencias Cruzadas  

Después de esto, David consultó al Señor: —¿Puedo ir a alguna ciudad de Judá? El Señor le contestó: —Sí. David preguntó: —¿A cuál debo ir? Y el Señor respondió: —A Hebrón.

Entonces David consultó al Señor: —¿Debo atacar a los filisteos? ¿Me los vas a entregar? El Señor le respondió: —Atácalos, que yo los pondré en tus manos.

Y por si esto no fuera suficiente, el Señor entregará a Moab en vuestro poder

Entonces David consultó a Dios: —¿Debo atacar a los filisteos? ¿Me los vas a entregar? El Señor le respondió: —Atácalos, que yo los pondré en tus manos.

Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; es el Señor, vuestro Dios, quien os la entregará.

Gedeón dijo a Dios: —No te enojes contra mí si me atrevo a hablarte otra vez. Déjame, por favor, que haga una última prueba con el vellón: que solo el vellón permanezca seco y que el rocío empape todo el suelo alrededor.

Entonces el Señor dijo a Gedeón: —Con los trescientos hombres que han lamido el agua os salvaré, y pondré a Madián en tus manos. Que todos los demás regresen a su casa.

Aquella noche el Señor dijo a Gedeón: —¡Ánimo!, baja al campamento, porque lo he puesto en tus manos.

Entonces volvieron a consultar al Señor: —¿Pero está aquí ese hombre? El Señor respondió: —Está escondido entre el equipaje.

David consultó al Señor: —¿Puedo ir a atacar a esos filisteos? El Señor le respondió: —Sí, derrota a los filisteos y libera Queilá.

Pero sus hombres le dijeron: —Mira, si aquí en Judá vivimos atemorizados, cuánto más si vamos a Queilá a luchar contra las huestes filisteas.

Entonces David y sus hombres marcharon hacia Queilá, atacaron a los filisteos, les infligieron una dura derrota y se llevaron sus ganados. Así salvó David a los habitantes de Queilá.

Entonces consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por los sueños, ni por las suertes ni por los profetas.

y David consultó al Señor: —¿Puedo perseguir a esa banda? ¿Los alcanzaré? El Señor le respondió: —Persíguela, porque los alcanzarás y liberarás a los prisioneros.




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