Aquís dijo a sus criados: —¿No veis que ese hombre está loco? ¿Para qué me lo habéis traído?
Sin razón los poderosos me persiguen, pero lo único que yo respeto es tu palabra.
Entonces modificó su aspecto y se hizo el loco ante ellos arañando las puertas y dejando que la baba le chorreara por la barba.
David se marchó de allí y se refugió en la cueva de Adulán. Cuando se enteraron sus hermanos y toda su familia, bajaron hasta allí a encontrarse con él.