Deberían sentirse avergonzados por haber cometido abominaciones; pero no se van a avergonzar, ni siquiera conocen el pudor. Por eso caerán entre otros caídos, se hundirán cuando venga a castigarlos —oráculo del Señor—.
—¿Qué vais a hacer? ¡Somos hombres mortales como vosotros! Hemos venido a anunciaros el evangelio para que dejéis esas vanas prácticas y os convirtáis al Dios vivo, que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen.
Elí era ya muy mayor; cuando se enteró de lo que hacían sus hijos con los israelitas y de cómo se acostaban con las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Tienda del encuentro,