El Señor bendijo a Ana, que volvió a quedar embarazada y dio a luz tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el joven Samuel iba creciendo junto al Señor.
El Señor, tal como había dicho, favoreció a Sara y cumplió la promesa que le había hecho.
Son los hijos herencia que da el Señor, son los descendientes una recompensa.
así obtendrás estima y favor ante Dios y ante los hombres.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha venido a auxiliar y a dar la libertad a su pueblo!
El niño creció y su espíritu se fortaleció. Y estuvo viviendo en lugares desiertos hasta el día en que se presentó ante el pueblo de Israel.
El niño iba creciendo y robusteciéndose; estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.
Y Jesús crecía, y con la edad aumentaban su sabiduría y el favor de que gozaba ante Dios y la gente.
La mujer dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.
Mientras tanto, el joven Samuel seguía creciendo, apreciado por Dios y por la gente.
Samuel seguía creciendo y el Señor lo protegía, sin dejar de cumplir ni una sola de sus palabras.