Los cortesanos del faraón le dijeron: —¿Hasta cuándo va a ser este hombre nuestra ruina? Deja marchar a esa gente y que rindan culto al Señor, su Dios.
Cierto día Saúl dijo a David: —Mira, te daré como esposa a mi hija mayor, Merab, con tal que me sirvas como un valiente y combatas las guerras del Señor. Pues se decía: «No atentaré personalmente contra él; que lo hagan los filisteos».
Luego ordenó a sus servidores: —Hablad confidencialmente con David y decidle: «Mira, el rey te aprecia y todos sus servidores te quieren. Así que acepta ser yerno del rey».
Los servidores de Saúl transmitieron estas palabras a David que consideró justa la propuesta para convertirse en yerno del rey. Antes de cumplirse el plazo