David iba ocasionalmente donde Saúl, pero volvía para cuidar el rebaño de su padre en Belén.
Luego preguntó a Jesé: —¿No te quedan más hijos? Y Jesé le respondió: —Falta el más pequeño, que está guardando el rebaño. Y Samuel le dijo: —Manda a buscarlo, pues no comenzaremos hasta que venga.
Durante cuarenta días el filisteo se acercó desafiante mañana y tarde.
Pero David le replicó: —Este siervo tuyo ha sido pastor del rebaño de mi padre y cuando llegaba un león o un oso a llevarse alguna oveja del rebaño,
Por su parte, Saúl tomó consigo a David aquel día y no lo dejó volver a casa de su padre.