Y cuando el mal espíritu atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y se ponía a tocar. Entonces Saúl se calmaba, se sentía mejor y se le pasaba el mal espíritu.
Ahora, traedme un músico. Mientras el músico tocaba, el Señor se apoderó de Eliseo
Luego mandó decir a Jesé: —Deja que David se quede a mi servicio, pues me ha caído bien.