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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 16:12

La Palabra (versión española)

Jesé mandó traerlo. Era sonrosado, de hermosos ojos y bien parecido. El Señor le dijo: —Prepárate a ungirlo porque es este.

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19 Referencias Cruzadas  

Así que Potifar dejó todo cuanto tenía en manos de José, sin preocuparse de otra cosa que de comer cada día. José era apuesto y atractivo.

Estas son las últimas palabras de David: Oráculo de David, hijo de Jesé, oráculo del hombre encumbrado, ungido del Dios de Jacob, favorito de los cantos de Israel.

Ahora, pues, dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor del universo: Yo te saqué de los pastos y de cuidar rebaños para ser el jefe de mi pueblo, Israel;

Una vez allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo consagrarán como rey de Israel. Entonces tocaréis la trompeta y gritaréis: «¡Viva el rey Salomón!».

Los reyes de la tierra se rebelan, los príncipes conspiran juntos contra el Señor y su ungido:

«He ungido a mi rey en Sion, mi monte santo».

Eligió a David su siervo, del redil de las ovejas lo tomó;

la mujer concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo oculto durante tres meses;

Mi amor es moreno claro, descollante entre diez mil.

Como leche y nieve pura resplandecían sus príncipes; coral rojo eran sus cuerpos y un zafiro, su figura.

Entonces él me dijo: —Son los dos ungidos que están al servicio del Dueño de toda la tierra.

Y realmente es cierto que, en esta ciudad, Pilato y Herodes se confabularon con los extranjeros y el pueblo israelita en contra de Jesús, tu santo servidor y Mesías.

En esa época nació Moisés, que era un niño muy hermoso. Durante tres meses fue criado en su casa paterna;

Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso, escondieron durante tres meses al niño recién nacido, sin miedo a las órdenes del rey.

Entonces uno de los servidores le dijo: —Yo conozco a un hijo de Jesé, el de Belén, que sabe tocar y que además es valiente, buen guerrero, elocuente, atractivo y el Señor está con él.

El filisteo miró y, cuando vio a David, lo menospreció, pues no era más que un muchacho de piel sonrosada y bien parecido.

Cuando Saúl vio salir a David al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, general del ejército: —Abner, ¿de quién es hijo ese muchacho? Abner respondió: —Te juro que no lo sé.

Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le comunicó: —Ahí tienes al hombre del que te hablé. Ese gobernará a mi pueblo.




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