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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 15:13

La Palabra (versión española)

Entonces Samuel llegó adonde estaba Saúl y este le dijo: —El Señor te bendiga. He cumplido el encargo del Señor.

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17 Referencias Cruzadas  

y bendijo a Abrán con estas palabras: ¡Que el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra bendiga a Abrán!

El hombre respondió: —La mujer que me diste por compañera me ofreció de ese fruto y yo lo probé.

Entonces David envió unos mensajeros a los de Jabés de Galaad para decirles: —Que el Señor os bendiga por la compasión que habéis demostrado hacia Saúl, vuestro señor, dándole sepultura.

Que sea otro quien te alabe y no tú; un extraño y no tú mismo.

El que oculta sus delitos no prosperará; quien los reconoce y se enmienda, obtendrá compasión.

hay gente de ojos altivos, gente cuya mirada es altanera.

Recompensadle el fruto de su trabajo y que sus obras publiquen su alabanza.

Pues así, también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que Dios os ha mandado, decid: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».

El fariseo, plantado en primera fila, oraba en su interior de esta manera: «¡Oh Dios!, te doy gracias porque yo no soy como los demás: ladrones, malvados y adúlteros. Tampoco soy como ese recaudador de impuestos.

Dijo a su madre: —Aquellos mil cien siclos de plata que te quitaron, por lo que tú lanzaste una maldición que yo oí con mis oídos…, esa plata la tengo yo; yo te la robé. Pues ahora te la devuelvo. Su madre le respondió: —Que mi hijo sea bendito del Señor.

Boaz le dijo: —¡El Señor te bendiga, hija! Esta muestra de fidelidad supera aún a la anterior, pues no has pretendido a ningún joven, sea rico o pobre.

Cuando terminaba de ofrecerlo, llegó Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarlo.

—Me arrepiento de haber elegido rey a Saúl, pues me ha vuelto la espalda y no ha cumplido mis órdenes. Samuel se entristeció y estuvo suplicando al Señor toda la noche.

Saúl le contestó: —Sí que he obedecido la orden del Señor. He realizado la campaña que me encomendó, he traído a Agag, rey de Amalec, y he consagrado al exterminio a los amalecitas.

Pero Saúl y el ejército perdonaron la vida a Agag y a las mejores ovejas y vacas, a las terneras y a los corderos, es decir, a todo lo valioso, y no quisieron consagrarlo al exterminio. En cambio sí aniquilaron todas las cosas inútiles y sin valor.

Saúl les respondió: —Que Dios os bendiga por haberos compadecido de mí.

Uno de los criados avisó a Abigail, esposa de Nabal: —Mira, David ha enviado unos mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo y él los ha humillado.




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