Seguidamente comenzaron a decirse unos a otros: —Echemos suertes para saber a quién se debe nuestra desgracia. Así pues, echaron suertes y le tocó a Jonás.
Entonces Saúl dijo a todos los israelitas: —Poneos todos vosotros a un lado, y yo y mi hijo Jonatán nos pondremos al otro. La gente respondió: —Haz lo que te parezca mejor.